Colegio Solidaridad III

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Aniversario del Colegio Solidaridad III

miércoles, 12 de octubre de 2011

Cuando de Prohibe prohibir

Paulo Coelho
"Si tratas a una persona como un idiota, se comportará conforme al reglamento, y nada más. Pero si le das responsabilidad, sabrá usarla".

Hans Mondermann

Camino al aeropuerto, me contaron una historia que, debo admitirlo, es realmente singular. La idea nació del ingeniero Hans Mondermann. Este hombre trabajaba para el Gobierno Holandés en la década de los 70, cuando empezó a pensar que la única manera de reducir el creciente número de accidentes, era dar al conductor la total responsabilidad de los que hacía.

Su primera decisión consistió en reducir la longitud de las calles que pasaban por los pueblecitos, usar ladrillos rojos en lugar de asfalto, quitar la línea central que separa los dos sentidos, destruir los bordillos, y llenar las alamedas con fuentes y paisajes relajantes, de modo que las personas atrapadas en atascos pudiesen distraerse mientras esperaban. Después vino la decisión más radical: quitar las señales de tráfico, y acabar con el límite de velocidad.

Al entrar en la ciudad, los 6,000 conductores que pasaban por allí diariamente se asustaban: ¿Dónde puedo girar? ¿Quién tiene prioridad en esta vía? Y empezaron a prestar el doble de atención a lo que sucedía a su alrededor. Dos semanas más tarde, la velocidad media estaba por debajo de los 30 km por hora permitidos en localidades como Drachten. Mondermann apostaba fuerte:

"Si un peatón va a cruzar la calle, por supuesto que los coches se detendrán: nuestros abuelos ya nos enseñaron las reglas de cortesía".

De momento, el tiempo le da la razón. Llegué al aeropuerto pensando que Mondermann no solo realizó un experimento sobre el tráfico, sino algo mucho más profundo.

Tomado de: "Cuando se Prohibe Prohibir". Paulo Coelho.

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